
La experta en neurociencia, Ana Ibáñez, ofrece consejos sobre cómo desvincularse del trabajo y poder disfrutar plenamente de las vacaciones.
El estrés y la ansiedad suelen ser los principales obstáculos para relajarnos durante las vacaciones. Por una parte, el estrés es esa inquietud que nos obliga a exigirnos más y afecta nuestra fisiología normal, como a través de un aumento de la frecuencia cardíaca y del cortisol. Lo experimentamos en situaciones de presión, como hablar en público o discutir con nuestros hijos. Por otro lado, la ansiedad es similar al estrés, pero persiste en el tiempo y puede surgir incluso sin un desencadenante externo.
En la era de los smartphones, el desafío de desconectar se vuelve aún más difícil. Como estos dispositivos se han vuelto esenciales en el trabajo, nuestro cerebro puede tener problemas para distinguir entre el tiempo del trabajo y el tiempo libre. Para evitar esto, una posible solución es establecer límites claros, como no llevar el teléfono de trabajo durante las vacaciones.
Asimismo, existe una gran relevancia para nuestro cerebro en las rutinas diarias. Cuando nos vamos de vacaciones, debemos intentar mantener algunas rutinas para que nuestro cerebro pueda adaptarse al cambio sin sentirse abrumado. Esto puede implicar seguir haciendo ejercicio a la misma hora, dar paseos diarios o leer el periódico después del desayuno.
Finalmente, se recomienda hacer una “transición” gradual hacia las vacaciones. En los días previos a las vacaciones, se sugieren acciones como escuchar música para calmar la mente, apagar las notificaciones del móvil de trabajo y visualizar las vacaciones para ayudar a preparar el cerebro para el cambio. De esta forma, será más fácil desconectar y relajarse durante las vacaciones.

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